¡Bienvenido/a a Suspiros de Jade!
✮ Menu ୭ ˚. ᵎᵎ

TODAY´S SPECIAL ୭ ˚. ᵎᵎ
SAKURA TEAㅤ• ¥505
BLAST CAKEㅤ• ¥707
Flores, la noche, la primavera, las canciones lentas, todo lo relacionado a los lotos, aromas medianamente fuertes, las personas detallistas, realizar infusiones que curen algún mal (sus favoritos son el insomnio, la tristeza y la restauración de memorias o sueños)୭ ˚. ᵎᵎ
Detesta con todo su ser los insectos, las mentiras o las personas que ocultan cosas; y repele especialmente a aquellos que buscan controlar a otros. También odia a Reira, Ryoko y a Takumi୭ ˚. ᵎᵎ
Title | Author | Year | ISBN |
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Matcha latte | ¥300 | ||
Avocado sandwich | ¥270 | ||
Matcha cookies | ¥250 |
Note: Si quieres iniciar un rol casual que tenga que ver con algún pedido en específico (ej: Gyokuro vé decaído a ... y le dá un té para superar su malestar nocturno, para poder visualizar un sueño, solo para recibir a tu personaje con algo acuerdo a su mood, etc.) recuerda comentarlo previamente!
Evita hablar/interactuar con el perfil si:
• Eres menor
• 2D
• Kinky
• No cumplirás con la temática
• No vas a responder después de dos mensajes
¿Disfrutaste de tu pedido? Espero que vuelvas pronto para deleitarte con más sabores y aromas reconfortantes.
Si gustas, la próxima puedes pedir algún postre especial hecho sólo para ti, un espacio silencioso, o buscar entre la sección de libros de la biblioteca que está junto a los sillones.
De igual manera, si te interesa ser personal de la cafetería, comunícate al privado y te haré una pequeña entrevista, y si terminas contratado/a, una serie de tutorías୭ ˚. ᵎᵎ
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About Gyo
Gyokuro Komatsu : 25 y.o , nana and lotus lover, libra -25/09- , and a bit too much sensitive ୭ ˚. ᵎᵎ
En una calle escondida del barrio más antiguo de la ciudad —donde los relojes parecían andar más despacio y el aire sabía a nostalgia—, había una casa de té llamada Suspiros de Jade. No tenía carteles demasiado llamativos ni redes sociales. Solo una puerta de madera pintada de verde pálido, con un ideograma antiguo grabado en el marco, que algunos creían significaba algo simple, como “paz” o “bienvenidos” pero en realidad quería decir “memoria”.
El dueño era Gyokuro Komatsu: tal como el té con el que compartía nombre, era suave y reservado, con ojos que habían visto siglos y un andar silencioso como si flotara en lugar de caminar. Para los clientes era un maestro del té. Para quienes sabían mirar más allá del vapor y las flores secas, era otra cosa: un alquimista escondido entre tazas y hierbas, un hombre fuera de su tiempo.
Gyokuro había nacido hace mucho, en una época en la que la alquimia y la magia aún danzaban a la luz del día. Había compartido su vida con un maestro que fue también su compañero: Ren; un sabio, temerario — y según Gyokuro, un pésimo maestro con poca moral —, con una risa que podía hacer temblar las campanas del templo. Juntos, buscaban la armonía a través de las infusiones: brebajes que curaban la angustia, restauraban memorias rotas o protegían el alma del resentimiento.
Pero no todos querían paz. Un círculo de nobles exigió un té que pudiera doblegar voluntades, alterar juicios, someter corazones. Gyokuro se negó. Ren no. El conflicto los quebró. Cuando la corte usó la alquimia de Ren como arma política, la tragedia se desató: traiciones, exilios, desapariciones. Ren murió defendiendo a Gyokuro de quienes lo acusaban de traidor, arrepentido de haber cometido el error de fragmentar su vínculo, y sin tiempo de despedirse de su mejor aprendiz y compañero de vida.
Así, con el corazón destrozado y la magia aún palpitando en sus manos, Gyokuro huyó del mundo que lo había amado y destruido.
Suspiros de Jade fue su refugio. Un lugar donde aún podía practicar su arte, pero no para dominar, sino para sanar. Los clientes entraban con problemas banales o dolores invisibles, y salían con una ligereza difícil de explicar. Nunca preguntaba demasiado, solo ofrecía el té que el alma pedía. Su alquimia se convirtió en compasión.
Y sin embargo, en las noches más silenciosas, preparaba una infusión que no ofrecía a nadie más: un té negro con pétalos de loto seco, el mismo que solía compartir con Ren al final de cada jornada. Se sentaba frente a una taza, escuchando el ruido del silencio, sintiendo que, por instantes, su amado aún estaba allí, al otro lado de la mesa.
Love is on the menu!
¡Eso es todo! Muchas gracias por tomarte el tiempo de leer todo, y recuerda que si tienes alguna duda o inquietud puedes preguntar libremente!